
ÁCIDOS GRASOS OMEGA-3 EN LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE MAMA
OMEGA-3 EN LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE MAMAN LA PREVENCIÓN DEL CÁNCER DE
El cáncer de mama es una enfermedad compleja y multifactorial. Una de cada ocho mujeres padecerá un cáncer de mama a lo largo de su vida. La Sociedad Española de Oncología Médica estima que en el 2024 se diagnosticaran 36.395 nuevos casos de cáncer de mama en España, siendo el cáncer más frecuente entre las mujeres. La probabilidad de padecer un cáncer de mama ha aumentado significativamente en las últimas décadas. Los diagnósticos en mujeres jóvenes, especialmente a partir de los 40, son cada vez más frecuentes y originados principalmente por inadecuados estilos de vida.
El cáncer de mama al ser una enfermedad multifactorial, tiene factores de riesgo no modificables: las mutaciones hereditarias, que constituyen el 5-10% de los casos de cáncer de mama, la edad de la menarquia, la edad y el sexo mujer. Sin embargo, existen numerosos factores de riesgo modificables, tales como los disruptores endocrinos, la obesidad, el sedentarismo, el estrés crónico o el insomnio crónico. Todos ellos favorecen la inflamación crónica que está implicada en el desarrollo de cáncer de mama.
A pesar de que la mortalidad de las personas con cáncer de mama ha disminuido notablemente gracias a la incorporación de nuevos fármacos oncológicos: la inmunoterapia, los anticuerpos drug conjugated (ADC), los tratamientos dirigidos y los inhibidores de ciclinas. Estos fármacos ocasionan efectos secundarios que impactan en gran medida la calidad de vida de estas mujeres durante y después del proceso oncológico. No olvidemos tampoco que el cáncer de mama es la segunda causa de muerte en España tras las enfermedades cardiovasculares, con más de 6.000 muertes anuales. Por ello, la prevención del cáncer de mama es crucial.
Los ácidos grasos omega-3 en la salud en general
Los ácidos grasos omega-3 son grasas poliinsaturadas. Éstos tienen un papel crucial en la estabilización y fluidez de las membranas celulares, en la protección del estrés oxidativo y en la disminución de la inflamación crónica por sus propiedades anti-inflamatorias. De ahí la importancia del consumo frecuente de ácidos grasos omega-3 en la prevención y en el tratamiento de enfermedades crónicas actuales tales enfermedades cardíacas, demencia, obesidad relacionada con la resistencia a la insulina, hígado graso, y el cáncer de mama.
El ácido α- linolenico (ALA), ácido eicosapentenoico (EPA) y ácido docosahexanoico (DHA) constituyen ácidos grasos omega-3 de cadena larga. El ALA es un ácido graso esencial, es decir que nuestro cuerpo no lo puede sintetizar por sí mismos. El ALA lo obtenemos únicamente del consumo de comida o suplementos y está presente en semillas de linaza, semillas de chía o nueces. El ALA sólo puede convertirse en pequeñas cantidades en EPA y DHA. Por lo tanto, la única manera de aumentar la concentración de estos ácidos grasos (EPA y DHA) en nuestro organismo, para asegurar el buen funcionamiento de las membranas celulares, es mediante el consumo de pescados azules pequeños (jurel, arenque, sardinas, caballa, arenque), pescados de aguas frías como el salmón, atún y algas. El EPA y DHA son potentes anti-inflamatorios que mitigan los efectos pro-inflamatorios de los omega-6, presenten por ejemplo en carnes y productos ultraprocesados.
La ratio saludable y recomendada de omega 3 vs omega 6 es 1:1 o 1:2. Sin embargo, en España esta ratio es de 1:7. Por lo tanto, es preciso incrementar el consumo de alimentos ricos en omega 3 y disminuir la cantidad de alimentos omega 6.
Los ácidos Omega-3 en la prevención del cáncer de mama
Diversos estudios clínicos observacionales de cohortes han demostrado que países como Alaska, Japón y Groenlandia, en los que el consumo de pescado es elevado, la incidencia de cáncer de mama es muy inferior a países con bajo consumo de pescado. Estas mujeres presentaban altas ratios de omega-3: omega-6 con una reducción del riesgo de padecer cáncer de mama entre un 20% y un 30%.
Adicionalmente, varios meta-análisis de estudios observacionales de cohortes también han demostrado la asociación de un alto consumo de ácidos grasos omega-3 con la disminución del riesgo de padecer cáncer de mama entre un 10%-15%. Sin embargo, estos datos no se han replicados en estudios observacionales de casos y controles, posiblemente porque las dosis de omega-3 empleadas no eran los suficientemente altas y el consumo de omega-3 fue limitado en el tiempo. Esto ha suscitado que el papel protector de los ácidos grasos omega-3 en el desarrollo del cáncer de mama haya sido controvertido. Por lo tanto, necesitamos la realización de estudios clínicos randomizados y metodológicamente bien diseñados.
Lo que sí que está claramente establecido en diversos estudios clínicos es el papel protector de dosis adecuadas de omega-3 (2 g/día) en mujeres obesas post menopáusicas en la reducción del riesgo de cáncer de mama. En mujeres obesas se cree que la inflamación crónica es el resultado de la expansión e infiltración de células inflamatorias y del exceso de producción de citocinas en el tejido adiposo.
La inflamación crónica favorece la proliferación de las vías de señalización de la actividad estrogénica debido al aumento de la actividad de la enzima de la aromatasa, que convierte testosterona en estradiol, la hormona femenina por excelencia.
Ante mayor aumento de estradiol, mayor riesgo del desarrollo de cáncer de mama. El rol protector de los omega-3 en las mujeres postmenopáusicas obesas se debe posiblemente a que los ácidos grasos omega-3 disminuyen la sensibilidad a la insulina y las adipocinas (células grasas) y por lo tanto disminución de la actividad de la aromatasa.
Dado que actualmente no consumimos los niveles adecuados de pescado ni algas en nuestra dieta en ocasiones es preciso el consumo de suplementos de ácidos grasos omega-3 de EPA y DHA (2g/día) que tengan certificados de calidad apropiados tales como el certificado International del Fish Oil Standard program – IFOS).
Diversos estudios preclínicos, en cultivos celulares y en animales, han explicado los posibles mecanismos por los que los omega-3 (DHA y EPA) disminuyen el desarrollo del del cáncer de mama:
1. Reducen la síntesis de prostaglandina E2, pieza clave en la inflamación crónica y sistema inmune.
2. Disminuyen la producción de citocinas proinflamatorias.
3. Disminuyen la actividad de la aromatasa.
4. Disminuyen la proliferación celular en especial en el PI3K, Akt, mTOR pathway.
5. Promueven la diferenciación celular y la apoptosis (muerte celular programada).
6. Disminuyen la resistencia a la insulina.
Dra. Marta Capelán
Oncóloga especialista en cáncer de mama, experta en oncología integrativa y creadora del método ADN-RESET.
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