Se les atribuyen muchos beneficios a los ácidos grasos Omega-3 marinos (EPA y DHA). Por ejemplo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha publicado lo siguiente respecto a los beneficios que se pueden atribuir a los ácidos grasos marinos Omega 3:
EPA y DHA contribuyen al funcionamiento normal del corazón
DHA ayuda a mantener la visión normal
DHA contribuye al mantenimiento de la función cerebral normal
DHA y EPA ayudan a mantener niveles normales de triglicéridos en sangre.
La ingesta materna de DHA contribuye al desarrollo normal de los ojos y el cerebro del feto y del lactante.
La ingesta de DHA contribuye al desarrollo normal de la visión en bebés de hasta 12 meses de edad.
Un desequilibrio significativo de los ácidos grasos omega puede provocar una inflamación silenciosa en el cuerpo. Estas pueden convertirse en enfermedades graves porque el Omega-6 promueve la inflamación. Al contrario, los ácidos grasos Omega-3 tienen un efecto antiinflamatorio.