
Interacción entre el omega-3 y el estrés crónico: mecanismos y beneficios terapéuticos
INTRODUCCIÓN
Más allá de sus conocidas funciones a nivel vascular y metabólico, los ácidos grasos esenciales poliinsaturados omega-3 (EPA y DHA) han demostrado una actividad efectiva en la modulación de los procesos inflamatorios. La desregulación de la respuesta al estrés podría estar vinculada a una inflamación no resuelta, resultado de un déficit en los mecanismos compensatorios de regulación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA), el principal sistema neuroendocrino encargado de la respuesta al estrés y la producción de cortisol.
OMEGA-3 Y REGULACIÓN DEL EJE HHA
Los ácidos grasos omega-3 (EPA y DHA) podrían desempeñar un papel clave en la regulación del eje HHA, modulando la respuesta al estrés. Su capacidad antiinflamatoria reduce la producción de citoquinas proinflamatorias (como el TNF-α o la Interleucina-6), evitando la hiperactivación crónica del eje y favoreciendo el equilibrio en la secreción de cortisol. Además, pueden mejorar la neurotransmisión de serotonina y dopamina, promoviendo una mayor resiliencia al estrés. Investigaciones recientes sugieren que los omega-3 también podrían optimizar la sensibilidad de los receptores de glucocorticoides, contribuyendo a la restauración del ritmo circadiano del cortisol. Esto es relevante, ya que un eje HHA desregulado puede generar alteraciones metabólicas y neuroendocrinas que afectan el bienestar general.
ESTRÉS BUENO Y ESTRÉS MALO
El estrés no siempre es perjudicial. Ante un estímulo estresante, es importante diferenciar entre el eustrés, o estrés «positivo», y el distrés, o estrés «negativo». Cuando el eje HHA se activa en respuesta a un estímulo (externo o interno), se liberan hormonas como la corticotropina (CRH), la adrenocorticotropina (ACTH) y el cortisol. En condiciones normales, el sistema nervioso regula y modula esta respuesta para recuperar el estado de calma. Este proceso fisiológico es esencial para la adaptación y el equilibrio del organismo.
El problema surge cuando el sistema no logra recuperar su estado de equilibrio, ya sea por una exposición prolongada al estrés o por una disfunción en los mecanismos de regulación. Esto genera una activación mantenida del eje HHA y una respuesta inflamatoria persistente. En este contexto, el omega-3 podría desempeñar un papel clave en la modulación de estos procesos. Estudios han demostrado que las personas con niveles adecuados de omega-3 presentan una mejor respuesta adaptativa al estrés, con una menor activación del eje HHA y una reducción de la inflamación sistémica.
Relación entre omega-3, neuroinflamación y estrés
Cuando la desregulación del eje HHA se mantiene en el tiempo y los mecanismos de compensación neuro-hormonales no funcionan de manera efectiva, puede desencadenarse un estado de inflamación crónica de bajo grado, mediado por citoquinas inflamatorias. Esta inflamación está asociada con diversas patologías relacionadas con la neuroinflamación, como la ansiedad y la depresión.
Diferentes estudios han vinculado la ingesta de ácidos grasos omega-3 con la regulación del eje HHA, debido a su potencial antiinflamatorio y su capacidad para modular la producción de cortisol, favoreciendo el restablecimiento del equilibrio homeostático. Este efecto podría estar mediado por metabolitos derivados de los omega-3, como las resolvinas y las protectinas, fundamentales en la resolución de la inflamación en contextos de estrés crónico.
Además de su relación con los mediadores inflamatorios, se ha demostrado que los ácidos grasos omega-3 contribuyen a mantener la fluidez de las membranas celulares, incluidas las neuronas. Esto facilita la comunicación y señalización de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, fundamentales en la regulación de la respuesta adaptativa al estrés.
Por otro lado, algunos estudios han sugerido que el EPA podría tener un efecto similar al de los endocannabinoides, lo que abre nuevas perspectivas en el tratamiento del distrés y de patologías psiquiátricas asociadas. Asimismo, los omega-3 podrían mejorar la sensibilidad a los glucocorticoides endógenos, como el cortisol y la corticosterona, reforzando la hipótesis de una mejor regulación del eje HHA y su impacto en la homeostasis del estrés.
CONCLUSIÓN
Aunque se requieren más estudios clínicos en humanos para determinar las dosis y formas químicas óptimas de los omega-3, la evidencia actual sugiere que estos compuestos podrían ser una estrategia prometedora para la regulación del distrés y la prevención de enfermedades vinculadas a la neuroinflamación. Más allá de la ansiedad y la depresión, su papel en patologías neurodegenerativas como la demencia, el Parkinson y la enfermedad de Alzheimer representa una línea de investigación con un gran potencial terapéutico. A medida que se profundiza en la comprensión de estos mecanismos, la integración de suplementos de omega-3 en estrategias de prevención y tratamiento podría mejorar la calidad de vida y la salud mental a largo plazo.

Licenciada en Farmacia y Graduada en Nutrición Humana y Dietética.
con más de 20 años de experiencia en el ámbito de la salud y el bienestar, ha trabajado en diversas áreas como la farmacia, la investigación y la consulta privada y se ha formado en fisonutrición y nutrición funcional.
Actualmente, María combina su labor en consulta clínica con su faceta docente, donde imparte clases sobre nutrición funcional e integrativa. Además, ejerce como asesora científica en empresas dedicadas a la suplementación nutricional.
En su consulta privada, trabaja de manera multidisciplinaria con otras profesionales de la salud, ofreciendo un enfoque integral y holístico para el tratamiento de la mujer. Está especializada en el cuidado de la salud hormonal, metabólica y microbiota, con un enfoque en la reducción de la inflamación crónica.
La prevención es el pilar fundamental de su trabajo, y para ello se basa en la formación continua y la experiencia clínica. María acompaña a sus pacientes en el proceso de cambio hacia hábitos de vida más conscientes, prestando especial atención a la alimentación y los nutrientes como herramientas clave para mejorar la salud.
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